Corregir la agresividad o ansiedad en los perros es posible con paciencia y técnicas adecuadas que mejoran su conducta y convivencia.

La agresividad y la ansiedad en los perros son problemas más comunes de lo que parece y, si no se atienden a tiempo, pueden convertirse en situaciones difíciles tanto para la mascota como para su familia. Entender por qué ocurren y cómo actuar es clave para mejorar su conducta sin causar estrés adicional. La buena noticia es que, con paciencia y técnicas adecuadas, es posible corregir estos comportamientos.

Identificar el origen del problema es el primer paso

Uno de los primeros pasos para tratar la agresividad o ansiedad es identificar el origen del problema. Muchos perros reaccionan por miedo, falta de socialización, experiencias traumáticas, territoriedad o incluso dolor físico. Observar cuándo y cómo se presenta la mala conducta te ayudará a tomar decisiones acertadas y evitar castigos innecesarios que solo empeoran la situación.

La socialización temprana es uno de los métodos más efectivos para prevenir la agresividad. Esto implica exponer al perro, desde cachorro, a diferentes personas, sonidos, lugares y otros animales de forma controlada y positiva. Sin embargo, si tu perro ya es adulto, también puedes trabajar este aspecto de manera gradual, permitiéndole interactuar con nuevos entornos sin presión y siempre reforzando la calma con premios y caricias.

Técnicas para reducir ansiedad y mejorar el comportamiento

Otro punto importante es la actividad física. Muchos perros desarrollan ansiedad o agresividad por acumulación de energía. Sacarlo a pasear a diario, jugar con él y ofrecerle estimulación mental —como rompecabezas para perros o juguetes interactivos— puede reducir estas conductas de forma notable. Un perro cansado y estimulado es un perro más equilibrado.

Para corregir la ansiedad por separación, una de las más comunes, se recomienda practicar salidas cortas y regresar rápidamente, aumentando el tiempo de forma gradual. También funciona dejarle juguetes que lo mantengan entretenido y no hacer grandes despedidas o regresos para evitar que asocie tu salida con un momento de estrés.

En casos de agresividad, es esencial no exponer al perro a situaciones que puedan provocar un ataque mientras trabaja en su conducta. Utilizar correa, evitar enfrentamientos con otros perros y mantener un ambiente tranquilo ayudará a que el proceso sea más seguro. Siempre se debe reforzar el buen comportamiento, nunca la agresión. Los gritos o castigos físicos solo generan más miedo y pueden volverlo más reactivo.

(Foto: Difusión)

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