¿Qué tan comprometido estas en ayudar a los demás?

¿Qué tan comprometido estas en ayudar a los demás?

Hola…  Nuestra conversación del domingo pasado terminó con la frase: “Continuaré contándote esta historia”.

El sacerdote me dijo: “Guarde estas cartas que le han enviado y algún día le servirán para rememorar lo vivido cuando era joven”.

-> ESCUCHA LAS MEJORES BALADAS, LAS 24 HORAS, AQUÍ 

Lo que te voy a contar, me lo enviaron a Radio Ritmo, no en una carta, sino en un correo electrónico que he guardado desde hace 23 años para contártelo hoy: Hay dos clases de hombres, porque solo hay dos formas de vivir la vida. Unos la viven a manera de lago y otros al estilo de río. El lago se nutre golosamente de las avenidas, que se despeñan en crestones, acapara el agua que dejan caer las tinajas llenas de nubes. El lago es hermoso pero egoísta, brillante pero estático, recibe, pero no sabe dar. 

En cambio, el río nacido con vocación de viajero irrumpe del manantial remoto y se echa a caminar en una andadura de tan irrestricta donación, que ni siquiera duda de entregarse al mar, aunque en el mar se pierda. Por donde cruza el río, reverdece el campo, se doran las espigas, multiplica el pan. 

El río no conoce la solitaria elegancia de los lagos, pero sabe soldarse en la infinita agonía de la tierra, aunque se manche con las impurezas inevitables del camino.

Ante el desafío del hombre, la injusticia y el mal moral que hay en el mundo, nadie puede darse el lujo de vivir su vida con la serena inactividad del lago con egoísmo mezquino.

Ante un mundo que sufre la violencia, la pobreza y otros muchos males, se nos pide ser como un río, plácido unas veces y otras violento y torrentoso.

Violentar la apatía, la nuestra y de los demás, sacudir la propia comodidad y la ajena, rehuir la soledad del hombre satisfecho ingresa a la solidaridad de los insatisfechos, salir de uno mismo para encontrarse con el otro, cualquiera que él sea, sin pedirle al desconocido que se identifique; basta que sea un hombre para que sea un amigo.

Quien acepta la vocación de río, queda comprometido a servir a los demás , nunca a servirse de los demás. Sabe que él contiene agua y que esta se hizo para darla no para retenerla.

Un escritor italiano lo expresa diciendo: “Solo tengo lo que di”. Esta es la verdadera y la única legítima tenencia del saber, del poder y del dinero. Solo se tiene lo que se da. El que no sabe dar y no sabe darse, es el que no sabe ser hombre.

“No sé ustedes, pero yo soy feliz con solo levantarme y ver a mi madre viva”

Gracias por llegar hasta aquí.  Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
Contáctanos en Facebook: Padre Pablo

Más de Actualidad

Programación

¿Ya nos escuchas a través de Oigo?

Descarga la última versión y disfruta de todo el contenido de CRP Radios